El procurador de los tribunales y el abogado son dos profesionales del Derecho, pero se encargan de funciones distintas.…
¿Qué es un procurador de los tribunales?
El procurador, también conocido como procurador de los tribunales, constituye una profesión que quizás no sea la más conocida del ámbito jurídico. Sin embargo, resulta de gran utilidad e interés para quienes tienen que afrontar procesos judiciales.
A continuación, se realiza un análisis relativo a esta categoría laboral que opera en el marco del Derecho.
El concepto de procurador de los tribunales
En primer lugar, hay que señalar que este profesional del Derecho realiza una intermediación práctica entre la ciudadanía y el sistema judicial. Por lo tanto, su figura es relevante para quienes ignoran determinadas características del mundo de las leyes; y, en especial, de la representación procesal. Por ejemplo, en determinadas problemáticas asociadas a cuestiones de tiempo (plazos) y forma (procesos).
Este profesional ejerce, como dedicación exclusiva y por su condición estatutaria, la representación de los clientes ya comentada en los tribunales y juzgados. De la misma manera que su concurso resulta ciertamente interesante para los ciudadanos, también proporciona diversos beneficios al sistema judicial, en su conjunto.
En este último aspecto, hay que remarcar la agilidad y claridad de las que dota a las distintas fases y comunicaciones procesales; tales como, por ejemplo, las notificaciones, los requerimientos, las citaciones y los emplazamientos. Su participación, además de canalizar la relación entre las instituciones judiciales y los clientes, permite abreviar; y, en general, facilitar los trámites relativos a los distintos procesos que se llevan a cabo en los tribunales. A grandes rasgos, el trabajo que desempeña permite que los diferentes casos que se tratan en los juzgados puedan ir resolviéndose de una manera más práctica y rápida. Sin duda, la Administración de Justicia, por la limitación de recursos para hacer frente a los importantes trabajos que ha de acometer de la que adolece, se beneficia de la colaboración que los procuradores aportan.
No en vano, existen leyes de enjuiciamiento civil y penal que ya estipulan como obligatoria la contratación de estos grandes conocedores del Derecho Procesal (los cuales deberán colaborar estrechamente con los abogados) cuando se van a desarrollar causas judiciales de cierta complejidad.
¿Quién puede ejercer este cometido en la representación procesal?
Como se ha comentado anteriormente, el procurador ha de ser un profesional del Derecho con una especialización en cuestiones procesales. Por tanto, se trata de un licenciado o graduado en Derecho u otro título universitario equivalente, el cual tiene que haber sido habilitado para el ejercicio en el tribunal del caso en cuestión. Desde el 31 de octubre de 2010, se exige a todos los licenciados o graduados en Derecho el máster de acceso correspondiente. Este consta de un año de estudios y prácticas externas (objetivos a conseguir valorados en créditos ECTS) y un examen de aptitud profesional.
Cabe reseñar, además, la necesaria inscripción, para ejercer, en el Colegio de Procuradores al que, territorialmente, haya que adscribirse. Anteriormente a la reforma de la Ley de Colegios Profesionales, completada mediante la Ley 25/2009 de 22 de diciembre, los procuradores sólo podían trabajar como tales en los partidos judiciales en los que estaban inscritos. Desde la entrada en vigor de la citada reforma, pueden llevar a cabo sus tareas por todo el territorio español. Esto implica, indudablemente, contribuye a la optimización de recursos.
Muy bien explicado, ya que a veces no es fácil de entender la figura del procurador